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Un corazón equilibrista...LoKuRa

EL HOMBRE DE LA CASA

EL HOMBRE DE LA CASA

Matías era un tipo duro.

Un hombre rudo, sus arrugas delimitaban el tiempo.

Fumaba puro y nunca llegaba a casa antes de que hubiera caído el sol.

Con suerte se apoderaba en silencio del mando a distancia, y permanecía inmóvil, como inerte frente al televisor en aquel sillón orejero.

Algunas llegaba tan borracho que se tambaleaba por el pasillo hasta vomitar junto a la mesita.

Otras en cambio golpeaba sin ninguna excusa.

David y yo permanecíamos en la habitación, el tapaba sus oídos con las manos y yo me acorrucaba bajo su brazo. Con el tiempo eso dejo de callar los gritos ensordecidos y retumbaba en las paredes el recuerdo de aquello que fuimos un día, una familia.

David no dijo nada, se levanto del suelo y antes de abrir la puerta me miro y dijo... vamos a ser felices.

Cesaron los gritos y extrañado por el silencio salí a ver.

En el pasillo había un charco de sangre... y aquel hombre que hacia tiempo que había dejado de ser mi padre yacía en el suelo, aún parpadeaba.

Mi madre permanecía muda y pálida.

David colgó el teléfono, se arrodillo frente a mi y me cogió de los brazos, ahora tu eres el hombre de la casa, dijo.

15 minutos después llego la policía.

1 comentario

paco -

Me deja usted de piedra y boquiabierto ¿ficción o realidad? no, no, no, mejor no me lo diga¡¡¡
Un mordisco¡