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Un corazón equilibrista...LoKuRa

Pidio Jack Daniels

Pidio Jack Daniels

No había sido un buen día, así que esa noche ocupe uno de esos taburetes de asiento granate de aquel bar.

Tenía el codo sobre la barra y con la mano sostenia mi cabeza como si a fuerza de tanto pensar se me fuera a caer dentro del vaso.

Había poca gente aquella noche, si huias del silencio incluso podías oír el sonido del eco de las almas discutiendo sin hablarse en aquella estancia.

Sonaba algo de Soul, si algo tenia aquel antro era su música y aquel ambiente cargado de humo donde solo parecías existir tu, un cielo de alquitran y anonimato, eso mismo era lo que ofrecia aquel refugio.

Retumbo en el silencio inexistente el sonido de la puerta y el taco de unas botas camperas, un olor a vengo limpio de tristezas era el ambientador, dentro de un frasco de un metro 80.

Dejo su abrigo largo y negro sobre el roto de la rodilla de un tejano, y el paquete de winston sobre la barra.

Jack Daniels fue la palabra que se deslizo por la garganta de aquella voz rota y aterciopelada, no pude evitar girarme para mirarle mientras le echaba una gran nube de humo a la cara.

Que bebes- pregunto sin pestañear, reaccionando así a mi atrevimiento, mas hostil que seductor..

Ron, respondi sin bajar la mirada, él levanto la mano y le indico al viejo camarero que pusiera otro.

La bebida al caer de la boca de la botella hacia crujir el hielo, como si todo desde que el habia llegado se percibiera con una especial sensibilidad.

Hablamos durante toda la noche... del tiempo, del amor, de un disco nuevo,de la vida.... de mamá, del trabajo y de que aún no te olvido, hablamos de la soledad de la gente, de la mia....

y ni si quiera me percate... que no nos habiamos presentado....

Tengo que marcharme dijo, cuando el sol a través de la ventana amenazaba con llegar...

Como te llamas le pregunte...

Y sin volverse, mientras el sonido de sus botas se alejaba dijo...Angel.... tu siempre me llamas ángel.

Se cerro la puerta, yo le dí un ultimo trago a mi copa, me levante como pude y me fui a casa, de camino al coche hacía frio asi que me meti las manos en los bolsillos y descubri una nota... era escueta, decia:

              Simplemente quiero que sepas que aunque tu no me veas yo siempre te escucho.

A la noche siguiente regrese al bar, había una mujer rubia tras la barra, le pregunté por el viejo camarero, me dijo que el unico hombre mayor que podia estar detras de la barra era su padre, el bar era suyo, pero había muerto junto con su hermano en un accidente de coche, hacia 24 años, justo los mismos que tengo yo...supongo que ese día.. por alguna razón que desconozco nuestras almas se cruzarón y me escogio.

Ahora cuando estoy triste es desmedida... afino el oído y siento ese eco de almas imperceptible que solo puede sentirse si hay otra alma, es entonces cuando enciendo un winston, me seco las lágrimas y dejo que todo pase... y que hasta la tristeza siga su curso... porque por suerte para algunas cosas... la eternidad no existe.

3 comentarios

El angel de la musica -

Claro que existe la eternidad, pero es demasiado pesada de llevar.

coco -

Es posible que la eternidad no exista, ni el infinito.
Pero leyéndote el tiempo se detiene y divide por cero las horas del reloj y el universo entero.
Un beso, corazón equilibrista.

solistra -

He de confesarte que me ha gustado mucho este post, aunque sentí un escalofrío al descubrir el nombre de ese ángel acompañante.

abrazosbesos